Uno de los viajes que hicimos fue al norte de Argentina, a las provincias de Salta y Jujuy. Fue uno de los lugares que más me sorprendieron. Probablemente porque Buenos Aires, el Perito Moreno, Iguazú, etc ya lo había visto en la tele, en fotos, etc. Esto fue una grata sorpresa. Realmente bonito y digno de ver. Es completamente diferente a todo lo demás y a todos los lugares que había visto hasta el momento en general.
Como siempre, tuvimos que tomar el vuelo desde Buenos Aires. Una vez allí, tomamos un taxi para ir del aeropuerto a la ciudad y alquilamos un auto para recorrernos las dos provincias.
Información interesante:
Alojamiento: Hostel “La Salamanca”. Esta cerca del centro y de las compañías para alquilar autos. Tiene Internet gratis aunque solo hay un ordenador. Cuesta 18 pesos con desayuno incluido en habitación de 6 (pero estuvimos las tres solas). El primer día nos cobraron más pero estábamos en una habitación de cuatro (solas también).
Backpacker’s Hostel”. NO recomendable. Esta lejos y hay mucho ruido. Además Internet no es gratis.
Información y turismo: En la calle Buenos Aires, NO entre Buenos Aires y Santa Fe (hay dos). Dan un mapa de la ciudad y otro mapa con las carreteras de todo el recorrido que hicimos (y más).
Calle para ir de joda (joda es juerga en argentino): Balcarce
Dónde comer: Por la calle Buenos Aires o Mitre.
Recomendación: Alquilar un coche para poder hacer más recorrido, poder parar donde se quiera, etc. Nosotras lo alquilamos en la agencia Noa en la calle Buenos Aires (al lado de la plaza 9 de Julio). Nos habían recomendado la empresa Localia, pero el día que fuimos a alquilar el auto era festivo y Localia estaba cerrado. Nosotras pagamos 640 pesos por cuatro días y teníamos 1600 kms libres (400 por día).
Esta es la ruta que hicimos con el coche alquilado:
1er día:
Salimos de Salta por la RN 9, camino San Salvador de Jujuy (capital de la provincia de Jujuy). Aquí nos dijeron que no merecía la pena entrar, así que seguimos adelante hasta llegar a Purmamarca. En este pueblo está el cerro de los siete colores. Este cerro hay que verlo por la mañana porque sino, no se ven bien los colores. El pueblo es pequeñito pero merece la pena dar un vueltilla y ver las casas de adobe y sus gentes. Hay también un mercadillo en la plaza (o por lo menos cuando estuvimos nosotras lo había) con artesanías. Aquí hay una caminata de una hora que se llama el paseo del colorado, pero no la hicimos.
De Purmamarca seguimos subiendo hasta Tilcara, pero como íbamos a ir a dormir allí no entramos. Lo dejamos para la vuelta o para la mañana siguiente. Fuimos viendo la quebrada de Humahuaca hasta llegar al pueblo con el mismo nombre. La quebrada es espectacular. Se van viendo montañas en las que se van descubriendo diferentes colores y tonalidades que te dejan atónito. Desde el pueblo de Humahuaca se ve el cerro negro y también había unos puestos de artesanías. En general estos pueblos pequeños no tienen muchas cosas para ver. Lo que se puede observar es lo diferentes que son a los pueblos que conocemos aquí. A mí lo que más me gustó fue el camino de un pueblo a otro viendo esas fantásticas montañas y sus colores.
Si se tiene un coche adecuado se puede seguir un poco más adelante y subir hasta Iruya por la RP 133, un pequeño pueblo de raíces indígenas erguido sobre una meseta a 2780 m.s.n.m. Tiene una arquitectura de raigambre prehispánica, con calles estrechas y muy empinadas. Iruya conserva su cultura milenaria. Nosotras no fuimos porque no nos lo recomendaron. Necesitábamos un día entero para poder subir y bajar y nos íbamos a tener que perder otros lugares, así que decidimos no arriesgarnos a quedarnos tiradas con el coche y poder ver otras cosas. Con tiempo también se puede llegar hasta Bolivia.
Para finalizar el día volvimos a bajar hasta Tilcara. Allí dormimos en el Malka hostel. Estaba muy bien, eran como cabañitas con varias habitaciones donde se compartían los baños. El precio era de 18 euros cada persona con el carnet de alberguista y 20 sin él. El desayuno estaba incluido en el precio y era muy bueno, con zumo, café, nesquik, bizcochos (de los argentinos, no los que conocemos nosotros), manteca, mermelada, dulce de leche, yogurt y un trocito de torta (tarta para nosotros). Si se va a este hostel con el coche y se pretende meterlo dentro (tienen un parking) se recomienda hacerlo de día ya que hay que entrar por un camino por fuera del pueblo sin luz cerca de una laguna. Antes de meter el coche hay que avisar en recepción. Ahí se entra andando por el pueblo. Nosotras cenamos en un restaurante que hay en la plaza del pueblo. Probamos la comida típica salteña: humitas, tamales y locro.
2º día:
Después de dar una vueltilla por el pueblo para verlo un poco más de día, comenzamos a bajar hacia Purmamarca para ver el cerro de los siete colores en su plenitud y seguidamente coger la ruta 52 para ir a San Antonio de los Cobres. El día anterior cuando llegamos a Purmamarca tuvimos que preguntar por el cerro de los siete colores ya que no se distinguía, pero ese día con la luz del sol se veía estupendamente. Pudimos reconocerlo sin ningún tipo de duda. Fue impresionante!!! Menuda diferencia con lo que vimos el día anterior a la tarde!!! Para verlo mejor y de más cerca nos subimos a una colina que hay justo en frente del cerro desde donde se ve el pueblo desde arriba.
Cuando terminamos de sacar fotos a aquella maravilla nos subimos otra vez al coche y empezamos a subir un puerto que subía a más de 4000 metros. Esto también es digno de ser visto. Ir subiendo por entre todas esas montañas con todos esos colores y los captus es alucinante. Un poco más adelante del cruce que va a San Antonio de los Cobres están las Salinas Grandes. Es como un desierto de sal. Se puede pasear por encima andando o en coche, pero se recomienda no salirse de las marcas porque existe el riesgo de perderse. Si nos adentramos un poco (siempre por las marcas) llegamos a una especie de piscinas donde se ve el agua y las capas de sal.
Para ir a San Antonio de los Cobres (3775 m.s.n.m.) hay que volver un poco para atrás y tomar un camino de tierra (camino consolidado) hacia la derecha. Es un camino bastante monótono y sin muchas curvas, pero aún así es mejor no correr demasiado, ya que mucha gente ha volcado por correr demasiado y encontrarse con un bache.
En San Antonio de los Cobres no hay gran cosa. Las casas siguen siendo de adobe y la iglesia blanca típica de estos pueblos. Es un antiguo pueblo minero que reconoce ancestrales orígenes indígenas. También hay una gasolinera, pero la gasolina no es de muy buena calidad, así que hay que llenar el depósito antes de emprender viaje por la mañana. A 20 km de San Antonio de los Cobres (por la RN 51) esta el Viaducto La Polvorilla, monumental obra de ingeniería. Por ese viaducto pasa el famoso Tren a las Nubes, uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo, que alcanza los 4220 msnm en ese viaducto. Siguiendo por esa misma ruta se llega a Chile, atravesando el Paso de Sico (4275 msnm).
Después de comernos el bocadillo al lado del río empezamos a bajar hacia Salta por la RN 51. Entre San Antonio de los Cobres y Salta se puede ver el camino que realiza el famoso Tren a las Nubes que llega hasta San Antonio. Este camino también es muy bonito. Se pasa por otra quebrada llamada la quebrada del Toro.
Hay gente a la que le afecta el mal de altura, así que los días que se vaya a subir a San Antonio de los Cobres (o a otros lugares que estén a tanta altura) se recomienda comer liviano y llevar unas galletitas y agua en el coche para ir comiendo y bebiendo de vez en cuando.
3er día:
Bajando por la RN 68, llegamos hasta un pueblo llamado El Carril y tomamos la RP 33 (hacia la derecha) para empezar a subir a Cachi. Es un camino precioso que va pasando desde la vegetación de abajo a las montañas desérticas de arriba. Para llegar a Cachi por esta ruta hay que subir la Cuesta del Obispo. Es un camino consolidado que trepa por las montañas para terminar en Cachi. Asciende a una altura de 3348 msnm en Piedra del Molino (su punto más alto). Se recomienda hacer el último tramo por Payogasta. Antes de llegar hay que hacer una parada girando por un camino cuesta abajo hacia la izquierda. En el propio camino a Cachi está señalizado este camino que va a “El valle encantado”. A un kilometro está el mirador y siguiendo hacia abajo se llega al aparcamiento desde donde se puede caminar por el parque si se tiene tiempo o simplemente admirar la laguna y el paisaje desde allí mismo. Después se vuelve a subir al camino y se llega a Cachi.
En este pueblo también se puede dar una vuelta y se pueden vivistar sus tres miradores (en coche) desde donde se divisa el Nevado de Cachi, una montaña de 6380 metros de altura.
Como la idea era bajar al día siguiente a Cafayate para llegar a la noche a Salta, decidimos adelantar un poco camino y seguir después de comer por la ruta 40 hasta llegar a Angastaco. Para llegar allí se puede ir por dos caminos, el convencional o el paseo de los artesanos, donde se puede ver artesanos trabajando. Si se elige tomar esta ruta, hay que torcer a la derecha en la plaza de un pequeño pueblo para volver a la ruta convencional (no está señalizado). En Angastaco dormimos en el hostel Los Cardones (por 10 pesos sin desayuno). No era gran cosa, pero por ese precio y para dormir estaba muy bien. Cenamos en “El rincón florido”. Era un restaurante muy familiar donde probamos la cazuelita de cabrito. No nos dieron mucha cantidad para lo que pagamos, pero tampoco había mucha elección en el pueblo.
4º día:
A la mañana siguiente dimos una vuelta para ver de día el pueblo, compramos algún alfajor para desayunar algo (no había mucha cosa más) y partimos lo antes posible hacía Cayafate (a las 8 de la mañana, incluso se podría salir antes). Nada más salir de Angastaco nos encontramos con la quebrada de Las Flechas, otra maravilla de la naturaleza.
Al llegar a Cafayate fuimos a información y turismo (en la plaza) y desayunamos algo más. Como nos dijeron que la quebrada era mejor verla pronto a la mañana o a la tarde decidimos ver lo que había por allí cerca y salir a ver la quebrada después de comer. Dicho y hecho, nos montamos en el coche y fuimos a ver el río colorado. Hay un recorrido de unas dos horas río arriba (no sabemos si ida y vuelta o sólo ida) donde se divisan unas cascadas. Nosotras sólo anduvimos media hora para arriba y media para abajo porque sino no nos daba tiempo de volver para comer, pero es un camino bellísimo por el que hay que ir trepando por la rocas y de vez en cuando pasar de una orilla del río a la otra por encima de las piedras.
Al volver fuimos a comer al restaurante “Baco”. Yo quería comer cabrito a la parrilla pero ese día no había, así que compartí con mi hermana una cazuela de cabrito y una trucha a la manteca negra. La trucha estaba riquísima!!!
Cuando terminamos de comer agarramos el coche y salimos hacia Salta por la quebrada de Las Conchas (o de Cafayate). Se recomienda fijarse en las postales que venden en el pueblo (o en Salta) para saber que hay que ver en cada lugar (están señalizados). Si se tiene tiempo se puede caminar por la quebrada, es un lugar precioso. Merece la pena hacer una parada en “El anfiteatro” y en “La garganta del diablo”.
Cuando se terminó la quebrada seguimos por la RN 68 hasta Salta. Antes de llegar se puede entrar a ver el Dique Cabra Corral. Nosotras no entramos porque ya era de noche.
5º día:
El quinto y último día aprovechamos para ver Salta: La iglesia de San Francisco, la catedral, los bancos, las dos calles peatonales… Antes de esto entregamos el auto. Hicimos 1265km en total!!!!
jueves, 30 de abril de 2009
Quequén en la provincia de Buenos Aires
Quequén es una localidad y ciudad balnearia de la provincia de Buenos Aires que forma parte del municipio de Necochea. La tranquilidad de Quequén es la razón por la que mucha gente lo elige para veranear.
En Quequén hay un faro que está abierto al público en general. Tiene 34 metros de altura y está situado a 64 msnm. Se pueden subir sus 163 escalones por la escalera de caracol y desde arriba apreciar unos paisajes panorámicos increíbles.
A unos seis kilómetros al norte de Quequén, se encuentra el paraje Costa Bonita. El paraje ofrece al turista playas amplias. Es un lugar solitario, por lo que es especial para las personas que buscan tranquilidad.
Por el camino costero que une a Quequén con el paraje Costa Bonita se encuentra la Bahía de los Vientos. En ella se pueden observar casas de estilo mediterráneo; y lo más destacado es el barco espejo encallado en sus costas. Es una postal típica de Quequén.
Para finalizar, en Quequén se encuentra el Monumento a los Caídos en Malvinas, que como su nombre indica, fue construido como recuerdo a los caídos en Malvinas. El monumento obra del escultor santafesino Andrés Mirwald muestra una gran bandera argentina, de donde sale la madre patria sosteniendo a un soldado caído. En su parte inferior se observan las islas Malvinas, y en sus laterales los escudos de las diferentes que fuerzas militares que dieron intervención en el conflicto. Además se puede observar la poesía "HIJOS DE LA GLORIA", escrita por Daniela Laura González especialmente para la ocasión con motivo de un Concurso Nacional, convocado por el Centro Cultural Kem Kem y quedando elegida entre cientos de poesías de todo el país.
En Quequén hay un faro que está abierto al público en general. Tiene 34 metros de altura y está situado a 64 msnm. Se pueden subir sus 163 escalones por la escalera de caracol y desde arriba apreciar unos paisajes panorámicos increíbles.
A unos seis kilómetros al norte de Quequén, se encuentra el paraje Costa Bonita. El paraje ofrece al turista playas amplias. Es un lugar solitario, por lo que es especial para las personas que buscan tranquilidad.
Por el camino costero que une a Quequén con el paraje Costa Bonita se encuentra la Bahía de los Vientos. En ella se pueden observar casas de estilo mediterráneo; y lo más destacado es el barco espejo encallado en sus costas. Es una postal típica de Quequén.
Para finalizar, en Quequén se encuentra el Monumento a los Caídos en Malvinas, que como su nombre indica, fue construido como recuerdo a los caídos en Malvinas. El monumento obra del escultor santafesino Andrés Mirwald muestra una gran bandera argentina, de donde sale la madre patria sosteniendo a un soldado caído. En su parte inferior se observan las islas Malvinas, y en sus laterales los escudos de las diferentes que fuerzas militares que dieron intervención en el conflicto. Además se puede observar la poesía "HIJOS DE LA GLORIA", escrita por Daniela Laura González especialmente para la ocasión con motivo de un Concurso Nacional, convocado por el Centro Cultural Kem Kem y quedando elegida entre cientos de poesías de todo el país.
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